El presunto conductor ebrio acusado de matar a una estrella de la NHL suplica que se desestime su confesión después de decir a la policía: "Los atropellé... mi vida se acabó".

El presunto conductor ebrio acusado de matar a la estrella de la NHL Johnny Gaudreau y a su hermano el año pasado está luchando desesperadamente para que su confesión sea desestimada por el tribunal.

Sean Higgins, de 44 años, compareció el miércoles en el tribunal del condado de Salem para escuchar a cuatro de los policías que acudieron al lugar poco después de que Gaudreau y su hermano fueran derribados de sus bicicletas en agosto del año pasado.

Según informó el New York Post , los agentes alegaron que un Higgins "frenético" admitió haber atropellado a la pareja poco antes de su arresto, y posteriormente fue acusado de dos cargos de homicidio vehicular imprudente y homicidio involuntario agravado.

El sargento de la policía estatal de Nueva Jersey , Kenneth Flanegan, testificó que Higgins le dijo en el lugar de los hechos: "Los golpeé. Los golpeé".

En un fragmento de la grabación de la cámara corporal de los policías, también se puede oír a Higgins diciéndole al agente estatal Zachary Harding: "¿Hay alguien muerto ahí atrás?", antes de explicar cómo ocurrió el accidente.

Higgins afirmó que intentaba adelantar a un conductor lento, pero este se cambió al carril contrario, obligándolo a regresar a su carril original, donde atropelló a los dos ciclistas.

'Retrocedí porque él estaba pasando por este carril. Choqué con los motociclistas', dijo.

En otro vídeo, se le oye decir: «Mi vida se ha acabado. Acabo de atropellar gente, por lo visto. No sé a quién demonios atropellé. Atropellé a unos motoristas que estaban en medio de la carretera, en la oscuridad».

Las imágenes de la cámara corporal se reprodujeron en el tribunal en un intento por determinar si las declaraciones de Higgins debían ser admitidas en el juicio.

Los abogados defensores de Higgins argumentan que no se le leyeron correctamente sus derechos Miranda cuando la policía se dirigió a él, y que fue interrogado por los policías en la comisaría a pesar de haber pedido un abogado durante su entrevista.

Los fiscales, por su parte, replicaron que a Higgins se le leyeron sus derechos en el lugar de los hechos y posteriormente en la comisaría, y que indicó que los entendía y accedió a hablar.

Higgins rechazó previamente un acuerdo de culpabilidad que implicaba una condena de 35 años y se declaró inocente de los cargos de homicidio vehicular imprudente y homicidio agravado. Podría enfrentar hasta 70 años de prisión si es declarado culpable de todos los cargos.

Otros dos agentes de la policía estatal, Mark Allonardo y Adam Crespo, también testificaron en el tribunal el miércoles; el primero declaró: «Pude detectar un olor a alcohol en el aliento del acusado mientras hablaba con él».

Allonardo explicó además que poco después le hizo una prueba de sobriedad a Higgins, la cual reprobó. También supuestamente les dijo a los policías que había tomado "cinco o seis copas".

También se afirma que les dijo: "Quiero decir que he estado bebiendo cervezas, pero no he tomado una en aproximadamente dos horas".

Higgins ya había intentado que se redujeran o retiraran los cargos en su contra alegando que los hermanos, que estaban más ebrios que él, contribuyeron al accidente.

Matthew, de 29 años, y Johnny, de 31, tenían niveles de alcohol en sangre de 0,129 o superiores, que eran más altos que los de Higgins en el momento del accidente.

Los hermanos Gaudreau se encontraban en la zona para asistir a la boda de su hermana, que estaba prevista para el día después de que fueran atropellados.

Higgins detuvo su coche a unos cuatrocientos metros del lugar donde supuestamente atropelló a los hermanos, donde lo encontró la policía.